Prohibido prohibir, a menos que sean vapes

CIUDAD DE MÉXICO.- Este martes 3 de diciembre la Cámara de Diputadas y Diputados aprobó modificaciones a los artículos 4º y 5º constitucionales para prohibir los cigarrillos electrónicos, vapeadores (vapes) y el fentanilo ilícito.

Comparar a los vapes con el fentanilo es ridículo, y prohibirlos es un sinsentido. Sería absurdo negar que los vapes hacen daño, ese no es mi argumento. Entre 1930 y 1950, doctores recomendaban a sus pacientes fumar. En ese entonces, se desconocían las graves consecuencias a la salud que provocaban los cigarros. Algo similar ocurre ahora. Como los vapes son productos novedosos, apenas inventados en 2003 por el farmacéutico chino Hon Lik, todavía no sabemos a ciencia cierta las consecuencias que su consumo conlleva a la larga. Aún así, es evidente que no

puede ser bueno inhalar constantemente humo repleto de químicos, así sepa a tutifruti.

Los vapeadores se popularizaron en México en los últimos 10 años. No es difícil encontrar a vendedores ambulantes ofreciéndolos, o incluso hallarlos en máquinas expendedoras como si fueran galletas. Ese es el problema. La venta irregular de estos productos propicia que menores puedan adquirirlos y así desarrollar una peligrosa adicción a la nicotina. Puedo resumir mi opinión en una sola frase: Sí a la regulación, no a la prohibición.

La población debería entender que utilizar vapes implica un riesgo a la salud. Tendría que exigirse que, como ya se hace con los cigarros tradicionales, las cajas de los vapeadores incluyan advertencias claras. Además, lxs legisladores pudieron optar con imponer impuestos adicionales a estos productos, dinero recaudado que habrían podido destinar a campañas de concientización, prevención y rehabilitación.

La venta a menores debe detenerse. Esto no se consigue con una sencilla prohibición, ¿o acaso lxs adolescentes no consumen marihuana? La 4T tendría que haber centrado sus esfuerzos en prohibir la venta irregular en la calle y en maquinitas. El gobierno además, debería monitorear los establecimientos formales que vendan tales dispositivos, certificando la calidad de los mismos, e imponiendo fuertes sanciones a aquellos negocios donde se sabe constante que hay venta a menores.

Prohibir todos los sabores que llaman la atención de jóvenes, únicamente permitiendo que los vapeadores contengan saborizantes de tabaco o mentol, es otra medida alternativa, que de hecho se discutió en 2020 en Estados Unidos.

Sé que al proponer soluciones viables sólo gasto mi esfuerzo en vano. De todas formas Morena y sus partidos aliados ya nos demostraron que no les importa aprobar reformas que pueden ocasionar graves perjuicios a la población. Aún así, todavía falta que la prohibición pase al Senado, y que se definan las leyes secundarias para establecer posibles sanciones.

Quienes deben sentir más entusiasmo de que se aprueben estas modificaciones constitucionales son los narcotraficantes y las empresas tabacaleras. Los grupos del narco recibirán un negocio millonario en bandeja de plata, y podrán controlar la industria sin regulación alguna, ofreciendo productos más dañinos. Por su parte, las tabacaleras gozarán de una nueva clientela, compuesta por todas las personas que para no meterse en problemas, volverán a prender el cigarro.