Más de 10 mil mujeres se congregaron para marchar por el 8M en Mérida
Gritaron consignas exigiendo sus derechos
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MÉRIDA, Yuc.- Más de 10 mil mujeres se congregaron este 8 de marzo en el Monumento a la Patria, y marcharon por el Paseo de Montejo conmemorando el Día Internacional de la Mujer.
Al grito de “Ni una más, ni una más, ni una asesinada más” el contingente violeta avanzó y se hizo sentir a lo largo de todo el Paseo de Montejo, dejando a su paso pintas en el piso y en los monumentos a Carrillo Puerto y a Justo Sierra, además de que pegaron fotografías y denuncias de acosadores y violentadores.
Al frente de la marcha iban las maternidades, mujeres embarazadas y otras acompañadas de sus hijas, también iban las ancestras, mujeres mayores, que por años han estado en la lucha por los derechos de la mujer, por ahí estaba Nancy Walker referente del feminismo yucateco actual.
Cientos y cientos de mujeres llegaban y se integraban al grupo, mujeres del sur, oriente, poniente y del norte de Mérida, demostrando que la violencia es un mal que atraviesa a todas las mujeres por igual sin importar el nivel económico, porque sí, en el privilegio también hay violencia.
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Desorganización y hermetismo
Por otro lado, tenemos que mencionar el lado obscuro de la marcha, el tipo de cosas que enturbian el movimiento y ganan detractores, y no me refiero a las pintas, sino a la desorganización del evento e irresponsabilidad de algunas chicas, que dejadas llevar por el calor del momento crean situaciones que se pueden tornar peligrosas.
Desde el inicio hubo un hermetismo total sobre el derrotero a seguir, alegaron que era por seguridad, y hasta cierto punto se puede entender, pero esto provocó que muchas se siguieran de largo hasta el primer cuadro de la ciudad, en donde ya había un clima de hostilidad desde temprano con el Palacio de Gobierno amurallado.
A esto hay que sumarle que una parte del contingente si quería llegar a la Plaza Grande a manifestarse, otro no y esto generó una división.
La marcha del Día Internacional de la Mujer, transcurrió como se esperaba, con lucha, con gritos, con dolor, porque sí, exigir y ganar derechos duele, tanto en lo emocional, físico y moral, al darte cuenta de que para ser vistas y tomadas en cuenta hay que realizar todo esto que muchos llaman destrozos, pero que no es más que un grito desesperado de auxilio a un sistema que se ha olvidado de las mujeres.
