Historia y misterios de El Pinar, una de las casonas emblemáticas de Mérida
Esta, como otras edificaciones de principios de siglo, por ejemplo Las Casas Gemelas o El Palacio Cantón, fueron productos de las riquezas que dejó para algunas familias la industria del henequén
MÉRIDA, Yucatán.- En la calle 60, a unos metros de la avenida Colón, se encuentra una de las casas más famosas y bonitas de la capital yucateca. En redes sociales hay un sinfín de fotografías de esta mansión al estilo europeo, con su muy característico color rosa, lo que la vuelve una parada obligada para el turismo.
El Pinar se construyó hace más de 100 años en lo que era la entrada al pueblo de Itzimná, que en ese entonces, por su lejanía del centro de Mérida, era una zona para vacacionar, aunque con el paso del tiempo se convirtió en una colonia más de la ciudad.
Esta, como otras edificaciones de principios de siglo, por ejemplo Las Casas Gemelas o El Palacio Cantón, fueron productos de las riquezas que dejó para algunas familias la industria del henequén; por eso no es raro que su primer dueño fuera Miguel Peón Casares, hacendado henequero.
A mediados de los años 20 del siglo pasado, la compra el hacendado Humberto Peón Suárez, que la habita por casi 50 años y quien le agrega elementos Art Deco. En 1974, el político y banquero Vicente Erosa Cámara, la adquiere solo por 2 años para luego venderla.
La mansión se convirtió en un Centro Cultural en 1976, cuando se vuelve su propietario el Alberto Bulnes Guedea, excónsul de Austria y Filántropo. Uno de sus últimos dueños fue José Trinidad Molina Castellanos, empresario naviero y turístico que vivió ahí de 1987 a 2013, año en que murió.
Durante 8 años, El Pinar estuvo sin habitarse, hasta que en 2022 se convirtió en museo y recinto de eventos, manteniendo su estado original. Por su importancia histórica y arquitectónica, fue declarado Monumento Histórico de la Ciudad de Mérida, asegurando su protección y preservación para las generaciones futuras.
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Una trágica historia
Muchos misterios giran en torno a esta emblemática casona, como el de la historia de un fallecido periodista, en la que asegura que a mediados de los años 80, vivió ahí una joven pareja de Portugal, pero una noche la mujer fue mordida por un murciélago y se enfermó de rabia, por lo que fue encerrada en una de las habitaciones.
Se cuenta que fue ahí donde murió, en una larga agonía, en la que los vecinos de las zonas aledañas decían que se escuchaba a la mujer gritar de dolor y desesperación, espantosos sonidos que atravesaban las parades. Poco tiempo después, el viudo abandonó la casa y nunca más se supo de él.
¿Se puede visitar El Pinar?
Actualmente, se dan visitas guiadas con una duración de 30 minutos a 1 hora, donde podrás admirar el encanto que esconde detrás de sus paredes desde la escalera adornada con vitrales Tiffany, un espejo Rocaille del Siglo XVII y lámparas de cristal de Murano traídas desde Venecia, entre muchos otros lujos.