Sascaberas, una amenaza para Yucatán: Greenpeace alerta sobre daños ambientales
Aunque esta problemática no es nueva, en los últimos años se ha tomado conciencia de las afectaciones al medio ambiente que tienen estas minas de extracción de piedra caliza
MÉRIDA, Yucatán.- Uno de los principales materiales para la construcción es la piedra caliza, la cual se extrae de minas o bancos denominados sascaberas. De acuerdo con cifras de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, en Yucatán hay, aproximadamente, 150, que provocan graves consecuencias sociales y ambientales.
Este tipo de piedra son utilizadas para levantar cimientos, bardas y las tradicionales albarradas yucatecas, así como para producir grava y arena; sin contar que es la materia prima para la producción de cal, carbonato de calcio y cemento.
Aunque esta problemática no es nueva, en los últimos años se ha tomado conciencia de las afectaciones al medio ambiente que tienen estas minas de extracción, pues eliminan toda la vegetación y el sustrato hasta casi llegar al manto acuífero, lo que permite una entrada de contaminantes más directa al agua.
A través de sus redes sociales, Greenpeace México alerta sobre los daños de las sascaberas y lanzó una petición para exigir los gobiernos de Campeche, Yucatán y Quintana Roo para que modifiquen leyes, ordenamientos, asignación de recursos públicos, y concesiones en beneficio de la biodiversidad y los habitantes de la zona.
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¿Qué daños provocan las minas?
Para sacar los materiales de estos bancos se desmonta la selva, lo que provoca deforestación y pérdida de hábitat natural. Además, del impacto visual, pues desde el aire, las manchas blancas de las sascaberas interrumpen el paisaje verde de la selva.
La construcción de megaproyectos como el Tren Maya y el boom del desarrollo inmobiliario en la Península de Yucatán, aumenta la demanda de materiales, lo que impulsa a se continúe explotando el territorio y afectado a las comunidades mayas, vida silvestre y fauna local de la zona.
Para Greenpeace, esta solo es una de las amenazas para la biodiversidad y el patrimonio cultural de la Península de Yucatán, sumado al Turismo depredador, granjas porcícolas, agricultura industrial, megaproyectos de energías renovables, proyectos de infraestructura y urbanización.