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Emprendimiento sin pretextos en Yucatán: Usan hamacas para aplicar pestañas

Mujer yucateca demuestra su ingenio para emprender al usar un método tradicional del estado para cumplir su sueño

Por: Ulises Ramírez

MÉRIDA, Yucatán.- En un giro innovador dentro del mundo de la belleza, la MF Academy, fundada por una emprendedora yucateca, ha introducido hamacas como una alternativa cómoda y culturalmente significativa a las camas especiales tradicionalmente utilizadas para la aplicación de pestañas. Esta academia no solo está revolucionando técnicas de belleza, sino también cómo se integra la cultura local en los servicios ofrecidos.

La decisión de utilizar hamacas, tal y como se ha difundido en redes sociales, no solo busca aumentar la comodidad de las clientas, sino también rendir homenaje a la rica tradición del sur de México, ofreciendo así una experiencia única en el cuidado de la belleza. Las hamacas, conocidas por su uso relajante y su relevancia cultural en Yucatán, ahora forman parte de esta experiencia estética, creando un ambiente distinto y acogedor que destaca frente a la competencia.

La fundadora de la academia, entusiasta de las posibilidades que ofrece el emprendimiento, ha compartido videos captando las reacciones positivas de sus alumnas, quienes disfrutan no solo de aprender nuevas técnicas sino también de la comodidad innovadora que ofrece la hamaca. En sus palabras, la academia busca “enamorarte del mundo de las pestañas” y demostrar “mil maneras de salir adelante” con este servicio, utilizando productos de alta calidad adaptados al clima variable.

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¿Cuál es el origen de la hamaca?

Hamaca Yucatán

Los conquistadores denominaron a la hamaca, cuyo nombre en haitiano es 'hamac' que significa árbol, debido a que encontraron las primeras hamacas tejidas con filamentos de corteza de árbol en las Antillas. Posteriormente, se comenzó a utilizar la fibra de varios agaves para su fabricación. Esta hamaca se conformaba por una red de hilos gruesos y anchos de tonalidades claras, colgada en el aire entre dos troncos de árboles, funcionando como una especie de bolsa suspendida para descansar y balancearse suavemente.

Debido al intenso calor en Yucatán, especialmente en verano, los residentes hispanos tuvieron la idea de transformar estas cómodas hamacas de Santo Domingo en camas. Esta innovación se popularizó rápidamente, tanto que, en pocos años desde la llegada del gobierno colonial, incluso los indígenas más humildes y desfavorecidos dejaron atrás sus camas de palos, esteras de esparto y tramas de sogas, para disfrutar del descanso y frescura que proporcionaban las hamacas.