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Bordado artesanal de Yucatán: práctica ancestral que sostiene la cultura local

Yucatán es reconocido por ser el estado con la mayor variedad de puntadas de bordado en todo México, con un total de 30 de las 40 puntadas conocidas en el país.

Por: Adity Cupil

MÉRIDA, Yucatán.- El bordado artesanal en Yucatán es una práctica ancestral que ha perdurado a lo largo de los años, siendo una actividad vital que se practica principalmente en municipios del sur, del oriente y del centro del estado.

Según Graciela García Lascurain, restauradora del INAH, si bien hay estudiosos que sostienen que el bordado fue introducido por los y las españolas, hay evidencia arqueológica de la presencia del bordado (además del tejido) desde tiempos prehispánicos.

Esta tradición no solo es una fuente de ingresos familiares, sino que también es parte fundamental de la identidad cultural y la creatividad de la región. Yucatán es reconocido por ser el estado con la mayor variedad de puntadas de bordado en todo México, con un total de 30 de las 40 puntadas conocidas en el país.

Sin embargo, esta práctica se vio amenazada en los años 70s del siglo pasado, cuando la crisis económica obligó a las familias a buscar nuevas formas de ingresos, siendo una de ellas la venta de bordados que antes eran utilizados únicamente para autoconsumo. 

A pesar de la introducción de máquinas de pedal y de motor que han facilitado la elaboración del bordado, el bordado de mano tradicional sigue siendo apreciado y se promueve su revitalización en base a su valoración social y cultural.

 

El Chuuy K’ab o “bordado de mano”, el Xmanikté y el punto de cruz

 

Estos han sido tres pilares del bordado maya yucateco de mano por siglos, junto con otras puntadas como el mol mis, o “huella de gato”, el Le’e Subin u “hoja de subin”, el punto atrás, el punto de contorno, el festón, la cadeneta, etc., que suman alrededor de 20 puntadas, algunas con variantes.

El Xmanikté o “flor siempreviva”, prehispánica y endémica de Yucatán, es una hermosa puntada serpentina que representa los rombos de la víbora de cascabel, y es soporte de múltiples creencias mayas. Actualmente, ésta y otras puntadas se están valorando y rescatando.



El “punto de cruz” llegó con las españolas y fue apreciado por las mayas porque podían representar las figuras geométricas predominantes del Yucatán antiguo asociadas a la víbora. Hoy día se conserva la creencia de tocar la piel de la culebra para bordar rápido, bien y saber combinar los colores.


Gracias a proyectos como el realizado por la UNESCO y el gobierno de Yucatán, el bordado artesanal es considerado patrimonio cultural, lo que ha permitido trazar una hoja de ruta y un plan de salvaguarda para preservar esta tradición y reconocer su importancia en el pasado, presente y futuro.

Con estos esfuerzos, se espera que el bordado maya yucateco continúe siendo valorado y apreciado por las generaciones venideras.